¡Feliz despedida de 2023 y feliz entrada en 2024!

 

Aquel molinillo

 

Esta fotografía desprende un agradable e inconfundible aroma a café preparado en plan casero. ¡A moler los granos! Inolvidable molinillo. ¡Cuántos felices recuerdos de infancia activa en la memoria! Entrañable ayer.

Escribir a máquina

 

Esta foto nos invita a viajar a través del túnel del tiempo. La máquina de escribir siempre será inolvidable para varias generaciones. Quienes escribimos gracias a ella muchos textos, lo sabemos. Su sonido, introducir el folio en el carro, el pringoso cambio de la cinta, el papel carbón para las copias, el mágico tipp-ex, la marca Olivetti, etc., constituyen recuerdos de huella indeleble. ¡Qué gran servicio le hizo a la sociedad aquel invento!

Aquella "bolsa"

 

Antaño, esta bolsa se llenaba con agua recién hervida y se metía en la cama envuelta en una toalla. Con tal invento nos calentábamos los pies en "el cine de las sábanas blancas". ¡Ayer, inolvidable ayer! 

Aquellos calendarios

 

Son inolvidables aquellos calendarios de bolsillo, de los que aquí vemos un ejemplo. Se regalaban en bares, talleres, tiendas, etc. Muchas personas llevábamos uno metido en la cartera. Eran muy útiles. Hoy, como tantas cosas, forman parte de lo que el tiempo se llevó. 

Aquellas navidades...

 

Centro de Santander. Plaza del Ayuntamiento. Esta evocadora fotografía del gran Mazo nos recuerda los tiempos en los que algunos automovilistas, empresas, etc., entregaban regalos navideños a los guardias municipales. Ayer, inolvidable ayer. 

Un día especial

 

Noche de Paz, noche de Amor

 

Aquella moda

 

Esta es una ilustración de los años cincuenta. Así vestían algunos caballeros de aquel tiempo. ¿Con mayor elegancia que los actuales? ¿Con menor? La moda siempre fue, es y será por los siglos de los siglos cuestión de gustos. Cada cual tiene el suyo. Pero en esta materia, como en tantas otras, queda claro que siempre resulta interesante una mirada al ayer.  

Inolvidable película

 

He aquí el cartel de una película ideal para contemplar en Navidad. Frank Capra está magistral en la dirección y James Stewart en la interpretación de su personaje, con el que cada espectador empatiza de inmediato. Brillantísimo paradigma de cine con mensaje y de eterna huella en la memoria sentimental. O sea, del que siempre agrada ver. Por el que no pasan los años. Cine, pues, muy añorado.  

¡Qué grandes!

Frank & Bing, Bing & Frank. ¡Qué grandes, sí! Inolvidables estrellas del cine y la canción, eternos referentes de la mejor época del espectáculo. Así nos desean musicalmente a todos Feliz Navidad. ¡Qué bonito y entrañable!

Aquel "huevo"

 

Para popular e inolvidable, aquel "huevo" de madera que servía antaño como soporte a la hora de zurcir los calcetines, etc. ¡Qué recuerdo tan entrañable! Existió el ayer, sí. Y salta a la vista que permanece aún muy fresco en la memoria.

Estrellas del cine

Aquel refresco

 

Para varias generaciones de españoles uno de los refrescos más inolvidables es "la Mirinda" (así, con artículo incluído, era denominado en el lenguaje coloquial). ¡Estaba delicioso! Su recuerdo traslada, a través del túnel del tiempo, a la feliz y añorada infancia.

Aquella goma

 

Hay objetos que trasladan por arte de magia al ayer. He aquí uno. Su contemplación nos sitúa a quienes lo utilizamos... en la época del cole. Y en el complicado momento de intentar borrar de nuestra vista algo que queríamos que desapareciera. Afán, por cierto, no siempre satisfecho. Ayer, inolvidable ayer.

Aquellos libros

 

¡Qué bonitos eran aquellos libros, qué bonitas aquellas ediciones y qué genial Julio Verne! Todas sus obras son maravillosas, eternas. Pasen los siglos que pasen, siempre habrá personas que las lean y activen la imaginación a través de cada línea, de cada página. He aquí un título/ejemplo muy elocuente: "Un capitán de quince años".

Aquellos tocadiscos

 

¡Cuántos buenos recuerdos activan en la memoria los discos y los tocadiscos! Singles, elepés... Evocan días caseros al calor de la música, guateques, etc. En definitiva, momentos felices. Esta imagen resulta, sin duda, muy evocadora. ¡Inolvidable ayer sonoro!

En conexión Santander-Nueva York...

Aquellos inventos

 

Hay que tener cierta edad para saber en qué consistía el invento que vemos en la foto adjunta. Es un ejemplo del ayer, inolvidable ayer. Cualquier novedad resultaba atractiva y útil. Que las personas más veteranas les expliquen, pues, a las más jóvenes de la casa de qué iba este asunto...

Aquel Santander

 

Vistas hoy, las populares tarjetas postales permiten regresar al pasado de las ciudades, pues las evocan documentalmente. Ejemplo. Esta, de fotografía captada en verano, corresponde a Santander. ¡Qué escena tan entrañable e inolvidable!

Para escribir

 

Hubo un tiempo en el que para escribir se utilizaba este invento que vemos en la foto y su complemento: el tintero. Entrañable recuerdo. ¡El inolvidable tiempo de las plumas y las plumillas! Años no solo de cole, sino de muchos lugares más, pues el boli no estaba inventado. Existió el ayer. He aquí un paradigma gráfico que lo demuestra.  

Aquel invento

 

Este que vemos en la foto fue un invento extraordinario. Permitía abrir las latas de conserva que había antaño. Tenían una pestañita. Se introducía en el aparato, se giraba y ¡quedaba abierta la lata! Entrañable e inolvidable ayer. 

Aquellos sabores

 

Esta sencilla y original imagen publicitaria recuerda dos sabores de "La Casera" en su día muy novedosos. ¡Qué buenos! Me encantaban. Y qué agradable recuerdo, también, el de aquella botella, cuyo cierre permitía conservar perfectamente la fuerza de la gaseosa. Por cierto: en su papel/precinto venían los cromos de futbolistas... 

Otra estrella

 

Los grandes artistas dejan huellas indelebles en la memoria de quienes contemplaron sus actuaciones en el cine, en el teatro, en la televisión, etc. Bing Crosby es un paradigma al respecto. Actor, cantante... El mundo del espectáculo era su territorio natural, lo que amaba y dominaba. Su carismática personalidad permanece aún muy viva a pesar del transcurso de los años. Como su recuerdo.

Los tranvías

 

Muchas personas, por razón de edad, no viajamos en los tranvías. Pero la imagen de aquel medio de transporte público nos resulta entrañable. ¡Cómo ha cambiado todo con el paso de los años! Esta foto es un buen ejemplo. Salta a la vista que aquellos eran tiempos en los que -al menos en materia de viajes- había que tomarse la vida con menos prisa que hoy.

Arturo Fernández

 

Uno de los mejores actores españoles fue Arturo Fernández. Triunfó en el teatro, el cine y la TV. Se convirtió en eterno galán. Con cualquier papel de comedia que representara estaba garantizado que seduciría al público. Le vi actuar en directo y le entrevisté tanto en la radio como en la televisión. Doy fe, pues, de que era un profesional extraordinario y un persona excelente, de mucha clase. 

Aquellos coches

 

Resulta evidente que uno de los sectores que más ha cambiado (en todos los aspectos) con el paso de los años es el de los automóviles. Esta foto lo demuestra, como ejemplo, de manera clarísima. Existió el ayer, sí. Mecánico y estético.

¡Bloqueado!

 

Así se bloqueaba un teléfono en otros tiempos. O sea, cuando no había móviles. Existió el ayer, sí. Y estuvo lleno de ingenio. He aquí un evocador testimonio gráfico que muestra el método. A grandes males, grandes remedios.

Aquellas tarjetas postales

 

Son inolvidables también las tarjetas postales, que tantos conocimos y utilizamos en diversas ocasiones. Y que en tiempos sin email introducíamos en cualquier buzón callejero de Correos. He aquí una de la capital de Cantabria. Es otra huella indeleble del ayer.

"Los niños..."

 

Hoy día, como consecuencia de la globalización, los niños nacen en cualquier país y ciudad del mundo. En otros tiempos, no. Antaño, todos -al menos, los españoles- nacíamos en París. Una cigüeña se encargaba de traernos desde allí a la casa que nos correspondía (lo explica muy bien la ilustración adjunta). ¡Cómo han cambiado algunas costumbres! Pasado y presente, presente y pasado.  

Aquellos héroes

 

Son inolvidables aquellos héroes de los cómics, que los chavales llamamos "tebeos" o "chistes". Gracias a los guionistas que escribían las historias que protagonizaban y a los dibujantes que les dotaban de vida, lo pasamos pipa y nos habituamos a hacer algo muy sano para la mente: ¡leer! Siempre les contemplaremos, pues, con cariño y agradecimiento. "El Capitán Trueno" es un paradigma.