Hoy día, como consecuencia de la globalización, los niños nacen en cualquier país y ciudad del mundo. En otros tiempos, no. Antaño, todos -al menos, los españoles- nacíamos en París. Una cigüeña se encargaba de traernos desde allí a la casa que nos correspondía (lo explica muy bien la ilustración adjunta). ¡Cómo han cambiado algunas costumbres! Pasado y presente, presente y pasado.
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