¡Qué bonitas eran las publicaciones de clásicos que leíamos de chavales y adolescentes! Recuerdo, por ejemplo, las del genial Julio Verne, uno de esos autores que fomentan de verdad la pasión por los libros. Esta portada de una -corresponde a la popular colección de cuadernillos "Joyas literarias juveniles"- resulta muy entrañable. Siempre era magnífico el texto/resumen. Y también magníficos los dibujos, empezando por la portada.
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