En otros tiempos, tras la sesión de colegio, los chavales salíamos a la calle por la tarde para jugar con nuestros amigos. Consecuencia: de vez en cuando se producía algún pequeño accidente durante el partido de fútbol con piedras como porterías, montando en bici, etc. Nada grave, pero sí doloroso y aparatoso. Había que retornar entonces a casa para que mamá nos curara. Lo hacía con este remedio que vemos en la foto. Escocía y dejaba huella durante una temporada, pero siempre resultaba eficaz. ¡Qué años aquellos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario