Miguel Gila fue un número uno del humor hablado y gráfico. Verle en acción significaba reír a carcajadas. Forjó un estilo que ninguno de sus colegas de especialidad artística ha sido capaz de superar. Gila será siempre único e inconfundible. Todos le recordamos, teléfono en mano, preguntando aquello de "¿Es el enemigo?". Asistí a finales de los setenta a una de sus exitosas actuaciones en la sala madrileña "Florida Park". ¿Nota? Sobresaliente "cum laude". ¡Qué genio de la comicidad! Inolvidable.
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