Hay cosas del ayer inolvidables. He aquí un ejemplo: la cinta de la máquina de escribir. Todos los que peinamos canas tuvimos que cambiar unas cuantas en la "Olivetti". ¡Cómo se ponían los dedos al hacerlo! El pringue estaba asegurado. Qué tiempos aquellos sin ordenador, ni correo electrónico, ni móviles, ni whats-app, ni internet ni nada por el estilo. ¿Cómo habremos logrado sobrevivir a ellos? Salta a la vista que somos unos héroes.
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