Como antaño se fundían cada dos por tres "los plomos", convenía tener en casa una linterna. Por ejemplo, como esta que vemos en la fotografía, con su pila de petaca. En cuanto nos quedábamos a oscuras, entraba en acción. Permitía iluminar el complejo proceso que había que poner en marcha para solucionar el problema. ¡Ah, qué tiempos aquellos de linternas... y velas! Inolvidables.
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