Esta foto activa muchos recuerdos. Antaño, una cosa era comprar una novela rosa, del oeste o un tebeo y otra muy distinta "cambiar" cualquiera de aquellas populares publicaciones. La segunda opción resultaba mucho más barata, por supuesto. De ahí que aparecieran en el paisaje urbano de España bastantes pequeños establecimientos como el que evoca la imagen adjunta. Debido a que la cartera no solía permitir demasiadas alegrías, muchos acudimos a ellos para realizar el correspondiente "cambio". Y volvíamos a casa tan felices.

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