Hay objetos cuya contemplación traslada al pasado. He aquí uno. En esta perola llevábamos antaño la leche a casa desde el punto de venta. Aquella que "para matar los microbios" (lo decían nuestras madres y abuelas) se hervía en una cazuela; la que generaba nata con la que se elaboraba una deliciosa mantequilla que, extendida en el pan y con un poco de azúcar encima, sabía a gloria. ¡Qué leche y qué años!
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