En un molinillo como este que vemos en la foto se molía antaño el café en casa. Recuerdo muy bien la imagen de mi abuela haciéndolo y permitiéndome que metiera en su parte superior los granos. Después le daba a la manivela y... ¡magia! En el cajoncito inferior quedaba depositado el café convertido en polvo. Aquel proceso es inolvidable para quienes lo presenciamos durante la añorada infancia.
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