Los niños españoles nos entretuvimos antaño con juguetes tan sencillos como el de la foto: pequeños ciclistas de plástico. Se vendían en una bolsa pegados por su base a una cartulina. Y en cajas ilustradas ad hoc. Permitían que, vía imaginación sin límites, quedaran emuladas en casa o la calle gestas de los ases de las dos ruedas. ¡Qué años! ¡Entrañable infancia!
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