Para varias generaciones de españoles esta bolsa es inolvidable. Nuestras madres introducían en ella con un embudo y mucho cuidado el agua previamente hervido en la cocina. Bien cerrada, la envolvían con una toalla o manta y la introducían en la cama a la hora de dormir para que al tocar aquel invento los niños pudiéramos calentar los pies en las frías noches de invierno. Útil y entrañable objeto, pues. Y por muchas razones, emotivo recuerdo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario