Llamaron la atención en los setenta. Los televisores "portátiles" (foto) eran pequeños y ligeros. A diferencia de los convencionales, permitían colocarlos en cualquier lugar, pues no había que enchufarles el cable de la antena: orientando la que tenían, se captaba la señal. Quien disponía del clásico (no trasladable y de mayor tamaño), los observaba como un lujo. Por ello no estuvieron en la mayoría de casas. Antaño, sólo la gente con posibles compraba dos televisores...
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