Esta calculadora que vemos en la foto, objeto que hoy desprende un intenso aroma "vintage", fue importantísima en otros tiempos. Y una modernidad. Gracias a ella no resultaba necesario que el tendero se quitara de la oreja el lapicero para hacer las cuentas en papel de estraza. La técnica resolvía el asunto. Era habitual encontrarla en los mostradores de comercios, empresas, etc. ¡Entrañable recuerdo!
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