Como regalo de Reyes, santo o cumpleaños, un coche "teledirigido" garantizaba antaño el éxito en la elección a quien lo hacía. Resultaba una gozada para cualquier chaval manejarlo. Aquellos automóviles tenían cable, caja de pilas y un pequeño volante. Se guiaban perfectamente y corrían tanto hacia delante como hacia atrás. Eran, en suma, una maravilla de la industria juguetera. En esta foto vemos un ejemplo. Y de modelo real, muy popular en su día: el "Tiburón". ¡Qué juguetes y qué años! Irrepetibles, inolvidables.
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