Son incomparables las inyecciones de ahora con las de antaño. Viendo, por ejemplo, cómo eran las jeringuillas (la foto adjunta es elocuente) no resulta extraño que tantos españoles aún le tengamos algo de miedo a tan eficaz medio para recuperar la salud. Impresionaban muchísimo. Y cuando te las clavaban... dolían de verdad. Además, se introducía bastante líquido/medicamento. Vamos, que las inyecciones ¡parecían interminables! Nada que ver con las actuales: jeringuillas pequeñas y desechables, mini-aguja, daño casi imperceptible y mínima dosis. Salta a la vista que no siempre cualquier tiempo pasado fue mejor.
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