En un pupitre de madera como este de la foto nos sentábamos en el cole, de dos en dos, los españoles que hoy peinamos canas. Vemos que tiene los agujeros en los que se introducía el recipiente blanco de loza para la tinta y las hendiduras longitudinales para depositar las plumas. ¡Ah, qué tiempos aquellos! Por razones muy obvias, inolvidables.
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